¿Eres un familiar de una persona con TCA? Espero esto te sea de ayuda.

TCA. Trastorno de la Conducta Alimentaria. ¿Eres uno de aquellos que nunca habían oído este hablar de este concepto antes? Sonaba como un chino cuando alguien hablaba de ello. Nunca entendiste este problema. Y menos podrías haber pensado en tenerlo tan cerca. Frente a un niño con un trastorno alimenticio, el mundo a menudo se detiene. La situación no es fácil, por no decir que es muy complicada. No sabes qué hacer, cómo actuar, te sientes solo ante una situación que te abruma. Te preguntas una y otra vez dónde está tu hijo, ¿dónde está esa niña que criaste, que hasta hace poco se reía, se divertía, y de vez en cuando incluso te abrazaba y te besaba? ¿Por qué tu relación con ella no tiene nada que ver con lo que era? Se ha convertido en una situación extraña, como si no reconocieras a la persona que tienes delante. Es tu hija, lo sabes, pero no entiendes lo que está pasando. No gritaba de este modo. Podías hablar con ella, razonar, explicar cosas. Pero ahora… Ahora todo es diferente. Cada una de las comidas es una súplica, un momento de gritos, sufrimiento, angustia, incluso miedo. La sensación de que la situación te gana, que no puedes con ella, es normal; pero no tienes que caer en esta trampa. Tu hija está ahí, pero está escondida tras un «demonio» llamado TCA. Un trastorno que la supera, que la domina, que la hace actuar así. Este trastorno es parte de ella, pero su escena favorita son las comidas. En ese momento es cuando muestra su máxima expresión. Y ahí es cuando tienes que actuar. Ahí es cuando no puedes permitirte un momento de debilidad, porque si eso sucede, el TCA habrá ganado la batalla, al menos en esa comida y eso intensificará la gravedad de la situación.

Ante una situación como esta, es difícil saber cómo actuar. Y aún más difícil es hacerlo. Permitidme que os de algunos consejos sobre ello:
En primer lugar, debes mantener la calma. Eres capaz de hacerlo. Controlas la situación. Y lo vas a hacer bien. Es importante que interiorice estas palabras una y otra vez antes de cada comida. ¡SABES CÓMO HACERLO Y LO HARÁS!
Si sois dos o más en la comida, es bueno darse soporte. A menudo la situación es estresante. Puede agotarnos, o hacernos pensar que es suficiente por hoy. Eso sería un error, porque enviamos un mensaje al TCA de que, si trabaja duro, al final se saldrá con la suya. Y nunca, nunca, debemos ceder a gritos, ira, insultos, amenazas o cualquier tipo de violencia. En estas situaciones es necesario hacer relevos entre los miembros de la familia adulta -nunca menores de edad o hermanos menores-, para ayudarse mutuamente.

Cada comida tiene una estructura concreta:

  • 1º, 2º, pan y postre saludable. Y se debe comer todo, sí o sí. No importa tanto el cuánto, si no la demostración que eres tú quien controla las comidas.
  • No puede entrar en la cocina. No hay discusión. No puede, y listo.
  • No puede saber lo que habrá para almorzar, merendar, cenar, etc. Preguntará una y otra vez. Esto lo hace sólo para poder «preparar» la comida. Saber lo que tocará para comer aumenta su obsesión sobre cómo reducir, evitar o compensar las calorías que deberá comer.
  • Tendrá una opinión. Comentaría cualquier plato, ingrediente y/o cantidad. Y a menudo la tentación de decir, bueno, puedes dejar el tomate, o no tienes que comer la salsa, etc.; estará muy presente. No lo hagas. Por la misma razón que mencioné anteriormente. Si lo haces, estás enviando un mensaje directo al TCA: Exprésate, hazte oír, porque al final obtendrás lo que quieras. Te dejarán reducir tu comida.
  • Una frase que realmente me gusta decirles a los padres de mis pacientes es la siguiente: prefiero que coma 4 macarrones a 10, si el quien ha decidido la cantidad has sido tu. ¿Qué significa eso? Que el objetivo, el propósito de lo que estoy diciendo, es que demuestres que tienes el control de la situación, que tú eres quien decide, quien establece los límites, y que éstos no serán modificados. A medida que esto se repita, podremos hacer pequeño el TCA. Verá que no puede mostrarse, y al final dejará de intentarlo. Es en ese momento cuando veremos a nuestra hija volver a ser ella misma. Pero para que esto suceda, debemos mantenernos firmes y rígidos. No podemos dejar pasarle ni una.
  • Y finalmente, parece imposible después de todo lo dicho, pero debemos esforzarnos para que el tiempo para comer sea un momento relajado. Un espacio donde se pueda disfrutar con la compañía, donde se puedan hablar mil y un temas. NUNCA DE COMIDA. No hay que obsesionarse con la niña, ni observarla constantemente, ni felicitarla si come. Dejarla comer tranquila. La presión que puede sentir únicamente complicaría las cosas. Sabe que debe comer. Déjala que lo haga por si misma.
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